CLAROSCURO
El perdón de Murphy Alejandro de Anda
LO CLARO. Para que la gobernabilidad surta efectos a largo plazo, requiere que las políticas públicas que se pretendan activar en beneficio común, involucren a todos. No pueden actuar de forma unilateral; por mandato.
El Congreso Local de Tamaulipas, retoma la iniciativa nacional –a su vez, emanado de la ciudadanía- en términos de la puesta en marcha del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción.
Su observancia, obliga no sólo a los legisladores a ser parte importante de la creación del nuevo marco legal que dé cauce; compromete al poder ejecutivo estatal a su valoración y aplicación. Y por supuesto, a la sociedad civil a hacer suyas las prácticas de estas políticas.
En el estado noreste del país, el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información; el Centro de Investigación y Docencia (CIDE); la Junta de Coordinación Política del Congreso Local; el Gobierno de Tamaulipas, las universidades, la clase empresarial y la sociedad representada, suman esfuerzos para la adecuación de lo que será este combate frontal a la corrupción y la factibilidad de realizar una administración pública a la luz del escrutinio de la sociedad. Sea para bien.
LO MUY OSCURO. De buena fuente, recibo la anécdota.
Murphy, era el nombre de la ‘simpática’ mascota de William Sianis, tabernero de Chicago (Billy Goat Tavern) y aficionado a ultranza de los ‘Cubs’, su equipo de béisbol.
El 6 de octubre del ’46 William compraba su par de boletos (Chicago vs. Tigres Detroit) para seguir a su equipo desde las gradas. Un asiento para él y el otro para Murphy, su cabra.
Enfilado hacia el taquillero; boletos y cabra en mano, se escucha tremenda voz alzada “-¡Dejen entrar a Billy, pero no a la cabra!” era P.K. Wigley, dueño de los Cubs. “-¿Por qué no a la cabra?” reclamaba Billy. –“Porque apesta”. Fue la respuesta de P.K. “Los Cubs… no volverán a ganar” fue la sentencia premonitoria de Billy. Ya contabilizaban entonces 38 años de sequías en el departamento de victorias.
La sentencia tuvo efectos, que apenas la semana pasada –a 108 años- logra superar. “-¿Quién apesta ahora?” le restregaba al término del partido –y derrota-, el tabernero al dueño del equipo.
Hoy ‘perdona’ Murphy a quienes osaron sentenciarle.
La dinámica del tema, aunque ‘no es lo mismo, es igual’.
Apenas a 149 años de promulgada el 15 de julio de 1867, la frase y manifiesto de Benito Juárez, tras el fusilamiento de Maximiliano “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno…es la paz”. Cobra de nuevo singular vigencia.
La intromisión del Jefe del ejecutivo en las elecciones a suceder la silla presidencial de los Estados Unidos, tuvo ecos que resuenan en la falta de táctica en el manejo de la diplomacia exterior. Quizá se ‘curaba en salud’ ante la eventualidad de un posible ‘albazo’ y triunfo del republicano Trump el 8 de noviembre.
Pero no sólo él ‘soltó el brazo’ (en términos de béisbol).
Mariana Gómez del Campo (PAN); junto a Emilio Gamboa (PRI); Javier Lozano (PRI-PAN); Dolores Padierna (PRD); Zoé Robledo (PRD); Hilda Flores (PRI) entre otros senadores de la república, hicieron alarde de su apoyo manifiesto –muchos de ellos, portando prendas con los logotipos de campaña de la candidata demócrata a la presidencia de U.S.A., Hillary Clinton.
¿Dónde está la congruencia? ¿Acaso también votan allá? Eso, se llama intromisión.
Los mismos ‘representantes populares’ (Mariana Gómez), alegaban la humillación de la que habíamos sido objeto al permitir como gobierno y como nación, la visita de Donald Trump y hablar de sus políticas de gobierno en territorio ajeno al suyo.
La lengua larga…y la cola corta.
En cualquier escenario resultante de los comicios de los vecinos, el triunfo de Hillary nos pronostica una precaria relación, derivada de la invitación del mandatario a Trump en tiempos de campaña. Y si gana Trump… ¡a pagar el muro!
Parece que nos esperan otros 149 años de ‘apestosos’.
COLOFÓN. Ya la canción lo decía “Si Juárez, no hubiera muerto…”. Lo mejor, es no hacer apuestas.
@deandaalejandro
alejandrodeanda 