CLAROSCURO
Cuesta arriba… Alejandro de Anda
“Tener ‘un poco’ de inflación, es como estar ‘un poco’ embarazada”. León Henderson.
LO CLARO: la vida productiva y de desarrollo del país, no puede estar desasociada de la sustentabilidad.
Es compromiso de empresa, academia, gobierno y sociedad en general, el velar que las nuevas tecnologías y las tendencias evolutivas de generación de riqueza (como la explotación energética) esté ligada a la investigación y conservación del medioambiente.
Deben permanentemente, generar conocimiento en la biodiversidad, la conservación, restauración, el impacto ambiental.
Para tal efecto, la Universidad Autónoma de Tamaulipas convocó a la sociedad en general; mediante la celebración del Simposio Nacional de Investigación de la Laguna Madre y Delta del Río Bravo.
No significa únicamente que seamos sustentables. A la vez… responsables.
LO CLAROSCURO. Hemos tratado en anteriores entregas, la importancia recaudatoria en cuanto a la prosperidad de la economía mexicana.
La historia documenta que fue Santa Anna el primer recaudador de impuestos, con imposiciones tributarias perversas (puertas, ventanas, perros, caballos). Su sucesor –Maximiliano- no fue diferente en los términos.
Juárez, sin dudarlo, tuvo una mayor cultura impositiva fiscal que no prosperó, por la vorágine armamentista de la época.
Díaz, con cargo a impuestos, logró préstamos extranjeros de alto valor (10,5 millones de libras esterlinas) lo que provocó un endeudamiento que culminó en el descontento y una guerrilla interna: la revolución de 1910.
Huerta, fue definitivamente un gobernante recaudador. Su mira estaba puesta en el consumo de alcohol (pagaban del 16 al 40%) y las importaciones, que pagaban el 40%.
El impuesto al consumo, que era subjetivo, pues fluctuaba desde tasa cero al 40%; vio su fin en 1980. Cuando entra en vigencia el ‘universal’ IVA. Huerta cobraba impuestos a medicinas y alimentos.
Hoy, es la recaudación y principal impuesto que provee al gobierno de recursos frescos (lo paga el consumidor); sin embargo, no estimula al crecimiento económico. Por ese concepto, México recauda solo el 63% del total del consumo que existe. El SAT deja de integrar el restante 27 en ese renglón.
Lo que ha ocasionado erosiones fiscales y un combate frontal del sistema al contribuyente cautivo.
Es el gran reto gubernamental del sexenio. No matar a la gallina de los huevos de oro, a la que le carga las pulgas por los errores del sexenio.
Aunado a los problemas recaudatorios, el sexenio en transcurso, con 20 meses en el poder (de 72) se enfrenta a una cuesta a la que no alcanza a ver la cima. Las reformas no han arrojado aun los resultados esperados.
6 de cada diez personas creen que la luz y los energéticos en general, no bajarán su costo, como se prometió en campaña. Antes bien, aumentarán.
El diario “The Economist” ha publicado: “la reforma sólo desfalca a la economía de los que menos tienen…”
La seguridad, pese a las estrategias, sigue siendo tema a ‘cuentas por saldar’.
La reforma de telecomunicaciones, antes que abrir la competitividad en el mercado, dejó intactos los privilegios del duopolio de los magnates del ramo.
Todo parece indicar que la estrategia de la planeación del gasto burocrático, seguirá centrado en la política recaudatoria… a los mismos.
Será tiempo de quizá, dar un ritmo más lento, pero con paso más firme. Al cabo no hay referéndums al puesto. La presidencia seguirá durando seis años… le quedan 4 para recomponer la golpeada popularidad.
COLOFÓN: En 1971, al primer año de gobierno de Luis Echeverría, los especialistas caracterizaban al sexenio de una virtual “atonía” por el bajo crecimiento del PIB, que transitaba en un 3.7%. Decían, derivado de la falta de definición en las políticas económicas.
Hoy sí estamos definidos: 1.8% PIB al cierre 2014.
Que no lleguemos al 2018, con frases como: “Por falta de fondos, la luz al final del túnel ha sido apagada…”
@deandaalejandro
alejandrodeanda 